ADULTOS MAYORES
Todos tenemos un adulto mayor en la familia. Tal vez tú, tu mamá o un tío cercano son uno de ellos. ¡Y no sabes cuan afortunada (a) de serlo o de tenerlo! Ellos son el legado histórico de todos; el pasado contado vivido y asumido por ellos. Son fuente irremplazable de información.
Su conocimiento le da la posibilidad a las nuevas generaciones de no repetir la historia y de poder escribir una nueva basada en la experiencia y en creativas y diferentes maneras de gestionar el presente y futuro de la sociedad.
Sin embargo, sociedades como la nuestra no valoran ese legado y tienden a apartar a los adultos mayores; a verlos como ciudadanos de segunda clase, que en el mejor de los casos terminan sus días como cuidadores de los nietos. Hoy, a propósito sobre el Día del Abuelo (25 de agosto), te comparto esta reflexión:
En nuestro país se evidencian prejuicios, estereotipos y mitos respecto a la adultez; acciones que afectan a las personas mayores como producto de una construcción social que los condiciona en términos de profecía autocumplida.
Esto es dar por entendido que las personas mayores se les ve con imagen negativa al asociar esta etapa con incapacidad, lo cual genera que inmediatamente sean considerados como focos de enfermedades. Además, en muchas ocasiones se les considera carentes de autonomía, asexuadas, con dificultades para aprender, improductivas, aisladas socialmente e inflexibles…
Algunas personas han asumido estos estereotipos como propios sin cuestionar esa estructura social que los condiciona, otras, han sido un poco más rebeldes y han manifestado que tienen mucho que ofrecer a pesar de ese molde denominado edad y que siguen produciendo, ofrendando y en muchos casos son más productivos algunos llamados jóvenes. Sin embargo, el peso socio cultural de este prejuicio es muy fuerte.
1. Está el adulto mayor que siente que sus derechos y oportunidades de expresarse han sido coartados, sus derechos vulnerados y su libertad minada.
2. En segundo lugar y a propósito de la coyuntura actual, están los adultos mayores que se sienten muy preocupados por la salud de sus familiares y deciden, o más bien permiten, someterse a todo tipo de restricciones que les generan sensaciones de desazón y miedo que no pueden controlar. Este tipo de emociones reprimidas, altos niveles de estrés y emociones no canalizadas por el encierro e incluso, por la presión familiar y social hacen que los mayores somaticen, convirtiendo todo ese malestar psíquico en síntomas físicos u orgánicos.
¿POR QUÉ CUIDAR A NUESTROS ADULTOS MAYORES?
Si no prestamos atención a su salud mental y bienestar, perderíamos un capital humano invaluable, pues la edad no puede ser un determinante para creer que se tiene el derecho de decidir por ellos, sobre todo aquellos que gozan de sus facultades y aun son muy activos.
En el caso de las personas que no pueden valerse por sí mismos, debe indagarse por un grupo de apoyo especializado y entrenado en el cuidado de sus necesidades básicas.
En esa medida y buscando el bienestar de un adulto mayor autosuficiente es importante llegar a acuerdos familiares, en donde se evidencie los intereses de los mayores y se valoren sus habilidades, destrezas y competencias…, dándoles el espacio para el desenvolvimiento.
Recuerda que los mayores no son ciudadanos de segunda categoría y que aún son merecedores de reconocimiento, autonomía, participación y libertad. ¡Ellos merecen nuestro amor, cariño y respeto!
Trabajo de reflexión:
¿por qué son importantes los abuelos en nuestra sociedad?
¿por qué los adultos mayores son población vulnerable?
¿qué podemos hacer para mejorar su calidad de vida?
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